¿Qué vida quieres vivir? Imagina cómo es esa vida que quieres, recréala en tu mente, piensa en ella como si ya fuera la tuya. Pensar en la vida que quieres de verdad y evocarla, te llevará a sentirla; sentirla te llevará a quererla aún más; quererla aún más te llevará a moverte hacia ella; moverte hacia ella, firme y paulatinamente, significa llegar a alcanzarla.
El cerebro humano no distingue entre lo que ve y lo que recuerda. No reconoce la diferencia, porque se activan las mismas funciones neuronales. La cuántica nos plantea: ¿Qué es la realidad: lo que el ojo ve, lo que la mente recuerda, o lo que el cerebro interpreta? ¿Será cierto que vivimos en un gran simulador holográfico?
Estamos empezando a vislumbrar la punta del gigantesco iceberg de la física del futuro. Al parecer, sólo recreamos la realidad que nuestro cerebro puede concebir. El cerebro nos proyecta las “películas” que somos capaces de ver. No estamos capacitados para ver algo con lo que nuestro sentido de la vista no se haya entrenado antes, contando con la ayuda de los demás sentidos, para capacitarse de otros atributos no visuales: la dimensión, el peso, el tacto, el sabor... Esta es la manera, según dicen los científicos, en que el ser humano va "aprendiendo" a ver todo cuanto le rodea desde el momento de su nacimiento.
Les atribuimos valor, sentido, incluso forma, a los objetos que vemos por lo que recordamos de ellos, por la experiencia previa que nos ha relacionado con esos objetos u otros similares. Podemos ser capaces de ver con el ojo del observador supremo, más allá de todo juicio y creencias, y desarrollar el potencial de nuestra mirada más incondicional. El coach transpersonal ayuda a ver con esos ojos nuevos y así es como nos entrenamos para Vivir con mayúscula.
Recreamos casi siempre las mismas realidades; contamos con infinitas opciones y posibilidades de las que no somos conscientes porque seguimos repitiendo los patrones a los que estamos condicionados. Nos creemos afectados de tal manera que aceptamos a priori la idea de que no tenemos el control, y estamos condicionados también para entender que el mundo externo es más real que el mundo interno.
La física cuántica defiende justo lo contrario: creamos lo que llamamos mundo externo según los patrones individuales del mundo interno y la información captada por nuestros sentidos. Si es cierto, si la recreación de la vida se tratara de la proyección de una película generada por la sucesión de nuestros pensamientos, hallaríamos una relación directa entre esa posible verdad y la ley de equivalencia mental:
Si cambio estos pensamientos, cambio mis emociones;
si cambio mis emociones, cambio de actitud,
si cambio de actitud, cambio mi vida;
si cambio mi vida, cambia mi destino.
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