Aquí estamos todos, avanzando por septiembre. "¡La Navidad casi a la vuelta de la esquina!", medio exageraba un amigo, expresando que el tiempo para él (¿y para quién no?) cada vez pasa más deprisa...
Por lo que veo, oigo, y vivo, este es un momento muy difácil para casi todos. Después del parón interno y externo del verano, retomamos el camino de las rutinas, los deberes (o los "debería"), los retos, las preguntas...
¿Estamos dispuestos a coleccionar nuevos fascículos de crisis? A lo peor tenemos que tragarnos la crisis como viene, con el paro, las restricciones, las preocupaciones, la inseguridad y el miedo... Puede que muchas cosas no estén en nuestras manos, pero aceptar la idea de comprar, mes tras mes, sus fascículos de impotencia y alarma, es otra cosa.
En el mundo nos "distraemos" con lo que es sólo la consecuencia de una crisis mucho mayor, la base fundamental de lo que ha ocurrido y está ocurriendo. La crisis de los valores humanos.
Están en crisis grave la honestidad, la generosidad, la solidaridad, la compasión, el contento, la confianza, la valentía, la gratitud, la igualdad, la naturalidad, la bondad, el respeto, y un larguísimo etcétera.
Los valores sí que están en nuestras manos. Es de necesidad -puede que sea nuestra salvación- recuperarlos con todo su esplendor, como sabemos que existen, y movernos, actuar, cada uno desde su pequeño o gran espacio, en la medida en que se pueda, al alcance que se llegue, y apoyar la esperanza y el sabio deseo de Albert Einsten: "ESTÁ CLARO QUE NUESTRA TECNOLOGÍA HA SUPERADO A NUESTRA HUMANIDAD. CONFIO EN QUE UN DÍA NUESTRA HUMANIDAD SUPERE A NUESTRA TECNOLOGÍA".
Parece ¡difacilísimo!, más aún en un momento tan crítico en todos los aspectos, a todos los niveles y en todos los lugares. Sin embargo, "a grandes males, grandes remedios". Más que nada porque no nos queda otra. Tengamos en cuenta que, muy probablemente, aunque sea "sólo por hoy" -como nos enseñó Louise Hay- somos capaces de afrontar lo que venga.
Busca la serenidad dentro de ti, evalúa y decide lo que esté en tu mano hoy. Actúa (o no actúes) y evita pensar de más en la palabra "crisis" y en todo lo relacionado con ella que te afecte (a no ser que esté en tu mano alguna solución). Céntrate en tu intención, en tu capacidad, en tus valores; en la forma de extraerlos de ti de un modo u otro, en cualquier parte y circunstancia.
¿Cómo te sentirás cuando, a pesar de todo, saques lo mejor de ti? ¿Crees que actuar desde tus valores alimentará tu confianza? Parafraseando a Churchill: la verdadera valía de una persona se muestra en sus momentos de crisis.
Aprovechemos esta oportunidad para centrarnos, más que nunca, en los valores del ser humano, extraigamos la mejor versión de nosotros mismos y estemos muy atentos y receptivos para descubrir y valorar la mejor versión del otro. Nos lo deseo de todo corazón. Feliz vuelta.
Majadahonda, Madrid
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